Es necesario dosificar, jerarquizar y escalonar la información que se da al público.
La internet, las redes sociales, la globalización y el ritmo del mundo
moderno han cambiado la forma en que nos comunicamos: ahora hay más
ruido, saturación, fragmentación de información, audiencias más
pequeñas, lo que nos ha vuelto más impulsivos, irracionales, ilógicos y
superficiales al comunicarnos.
Esta es la conclusión a la que ha llegado el experto en comunicación,
Antonio Núñez López, quien asesora empresas y a líderes en la manera de
afrontar el fenómeno.
“La comunicación se produce por empatía y afinidad. Las redes se forman
porque hay contagio emocional. Está persona se parece a mí, entonces
quiero saber sus gustos”, afirma el experto español y autor del libro
‘La estrategia del pinguino’.
Esas redes, tanto virtuales como físicas, permiten que la información
que nos llega ya sea filtrada, tanto por lo que nos gusta como por lo
que no.
EL MENSAJE
Por todos estos aspectos también debe cambiar, no solo la forma de
diseminar los mensajes, sino de construirlos. Núñez asegura que estos
deben ser sencillos y, si se quiere profundizar más, se debe hacer poco a
poco, como en círculos. Y son varios los aspectos a tener en cuenta.
“Si quieres dar todo un discurso, coloca una frase y luego un enlace
que lleve un texto de unas 150 líneas, y si la persona quiere saber más,
a lo mejor a un texto de 3.000. La información tiene que ser
dosificada, jerarquizada y escalonada”, opina Núñez. El otro punto es el mensaje al estilo Twitter y su brevedad, casi que en clave morse.
El tercer aspecto es lanzar mensajes que contengan emocionalidad y
dejar de pensar que la frialdad y la racionalidad es lo profesional.
“Nos movemos por el contagio de emociones, el clic en el computador o en
el teléfono inteligente se produce porque hay un movimiento neuronal en
tu cabeza, que tiene que ver con las emociones, no con la razón”,
explica Núñez.
También es importante que el mensaje sea narrati vo. Una de las cosas
que ocurren, con las nuevas tecnologías es que son una trituradora de
mensajes -puntualiza el experto- que colocas un artículo de prensa,
alguien retwuitea mal, sin contexto y se pierde el sentido. Núñez aclara que al ser narrativo ayuda mucho a evitar a que los dividan, ya que un relato es una unidad de sentido.
“Hacer una argumentación, un relato con principio, desenlace y fin y
contextualizado. Y si también tiene cuestiones emocionales, es mucho más
fácil de ser recordado y contado a otros”, opina el conocedor del tema.
Núñez afirma que antes la preocupación en mercadeo era si el mensaje
iba a ser recibido. Ahora la preocupación es si el mensaje va a ser
compartido por las personas a sus redes de confianza.
El autor dice que normalmente las compañías cometen errores cuando tratan de adaptarse a la nueva forma de comunicarse.
Lo primero es creer que es una simple cuestión de tecnología y que, si
los empleados tienen acceso a una red social, la van a utilizar,
olvidando los patrones culturales respecto a información, consumo, etc.
Hay que enseñarles cómo hacerlo.
El segundo punto tiene que ver con prohibir el uso de redes a los
empleados. “Si uno es una empresa con 100 mil empleados, está perdiendo
la posibilidad que esas personas comuniquen sobre la empresa”, afirma.
RUMOROLOGÍA
Las nuevas tecnología han hecho más fácil la propagación de rumores y
que el ruido negativo llegue más profundo. “Lo malo de esto es que las
empresas no pueden controlar esos mensajes y un grave error es tratar de
combatirlos de la forma tradicional: mensaje, medición y volver a hacer
otra campaña”, dice Núñez.
El autor expresa que la comunicación actual es asincrónica, por lo que es imposible de planificar.
“Entonces, si existe un rumor negativo en una cadena de comunicación,
lo más aconsejable es crear otra cadena para contrarrestarla y llegar al
ciudadano promedio. Pero lo peor, y es lo hace todo mundo, es comenzar a
criticarla y rebatirla dentro de la misma cadena, cuando ya tiene
sólidos vínculos de empatía, de confianza, de credibilidad, reputación.
Lo que se está haciendo es revitalizarla y dándole credibilidad”,
explica Núñez.
EN LA EMPRESA TODOS SON RELACIONISTAS PÚBLICOS
Las empresas deben modificar su manera de comunicar.
Tienen que pensar que el cambio es para todos y no solamente para la
gente de comunicación. “La comunicación tiene que ser algo importante
para el día a día de todo el mundo en una compañía.
Todos los
integrantes tienen que asumir que ellos son los portavoces más
creíbles”, explica Núñez.
El experto asegura que el común de la gente cree más en lo que dice un
empleado normal que en el presidente o los altos directivos de una
empresa. “En este sentido, en un banco, el cajero tiene más influencia
que el presidente de la entidad. Y esto ocurre tanto en la vida real
como en la virtual”.
Ahora, el empleado es el que le puede dar o mala o buena imagen a una empresa.
Fuente: http://www.portafolio.co/portafolio-plus/%E2%80%98mensaje-no-compartido-es-mensaje-perdido%E2%80%99