28 nov 2011

El nuevo Índice de Pobreza

Parece algo obvio: la pobreza es multidimensional y compleja. Pero apenas ahora gobernantes y economistas se ponen de acuerdo para diseñar mediciones más precisas e instrumentos más útiles para remediarla. Colombia acaba de adoptar el nuevoÍndice de Pobreza Multidimensional.

No es apenas el dinero

El Departamento Nacional de Planeación (DNP) acaba de proponer una nueva medida de la pobreza: el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM). Este nuevo índice es una adaptación de la propuesta de Alkire y Foster [1], que se conoce como el índice de pobreza multidimensional de Oxford. En los últimos informes de desarrollo humano, Naciones Unidas también propone utilizar el IPM [2]. El IPM tiene la gran virtud de que trata de acercarse a las condiciones de vida de las familias.

Va en la línea de las recomendaciones que hiciera la Comisión Sarkozy, presidida por el economista francés Fitoussi y dos premios Nobel de economía, Sen y Stiglitz [3]. La Comisión se propuso buscar mediciones que capten de la mejor manera posible el bien-estar (well-being) de las familias. Los índices convencionales, dicen los autores, son demasiado agregados o unidimensionales, y no alcanzan a dar cuenta de lo que sucede realmente con los factores constitutivos del bien-estar de las familias. Por ejemplo, el PIB per cápita es un promedio que dice muy poco sobre las realidades micro.

El Indice de Desarrollo Humano (IDH) de Naciones Unidas se construye también a partir de promedios: educación, esperanza de vida y producto nacional bruto per cápita. Por su parte la línea de pobreza (LP) es unidimensional y apenas informa sobre el ingreso de las familias.

Para la Comisión Sarkozy el bien-estar (well-being) debe involucrar las siguientes dimensiones:

  • el estándar de vida material (ingreso, consumo y riqueza);
  • la salud;
  • la educación;
  • las actividades personales, incluyendo el trabajo;
  • la participación política;
  • las conexiones y las relaciones sociales;
  • el medio ambiente (las condiciones presentes y futuras);
  • la seguridad frente a los fenómenos económicos y a las crisis naturales.
En el futuro, continúa la Comisión, las estadísticas nacionales deberían organizarse de tal manera que logren captar indicadores adecuados para medir con precisión estas dimensiones.

Las estadísticas económicas convencionales han estado muy sesgadas hacia las variables relacionadas con la producción, el comercio exterior, la tasa de cambio, los balances monetarios o los resultados fiscales, dejando por fuera los índices relacionados con el bien-estar de las familias. Las grandes calificadoras de riesgo sólo se dignan mirar a las familias cuando tienen dificultades para pagar sus deudas a los bancos.

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Decisión afortunada

Este nuevo índice propuesto por el DNP avanza en la dirección adecuada:

  • Primero, porque el índice es multidimensional.
  • Segundo, porque se acerca al bien-estar de las familias.
  • Tercero, porque facilita la fijación de metas y el seguimiento sectorial de la política pública.
  • Cuarto, porque las propiedades matemáticas del IPM permiten captar el impacto de cada dimensión, y ello facilita la acción discrecional de los gobiernos.
Debe tenerse en cuenta que en su versión actual el IPM se adapta a la información disponible. Otras dimensiones o variables que son absolutamente necesarias (por ejemplo, el medio ambiente), no se incluyen porque todavía no hay datos. Como dice la Comisión Sarkozy, es necesario que las próximas encuestas vayan incorporando estas nuevas dimensiones.

El nuevo índice

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El cuadro anterior resume las dimensiones (educación, niñez y juventud, trabajo, salud, vivienda y servicios públicos) y las variables que conforman el IPM. Son 5 dimensiones y 15 variables. El DNP considera que un hogar es pobre cuando tiene mínimo 5 carencias entre las 15 variables.

Lo que dice y lo que falta

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El cuadro anterior muestra la incidencia de la pobreza multidimensional en 1997, 2003, 2008 y 2010. La selección de estos años se explica por la disponibilidad de información.

  • Para el conjunto del país, la proporción de personas pobres se redujo de 60,5 por ciento en 1997 a 30,7 por ciento en el 2010.
  • En las ciudades la incidencia pasó de 50 por ciento a 24 por ciento.
  • En el resto (rural) bajó de 87 por ciento a 53 por ciento.
  • La brecha entre el campo y la ciudad es muy grande, aunque en el 2010 presenta una ligera disminución.
El IPM se acerca de manera adecuada a la valoración del bien-estar de las familias. Es una medida que permite captar el impacto diferencial de las políticas sectoriales y que ayuda a los gobernantes locales y nacionales a priorizar las decisiones de inversión.

Los avances que ha logrado el país en el proceso de reducción de la pobreza medida por IPM son importantes, pero insuficientes. El IPM es compatible con las tendencias observadas con la incidencia de la pobreza por línea de pobreza (LP), (ver el artículo reciente del autor en Razón Pública) y ambos índices ponen en evidencia la enorme brecha que existe entre el campo y la ciudad.

Las dimensiones incluidas en el IPM son limitadas. Hacen falta otras que repercuten de manera significativa en la calidad de vida de las personas como la localización y el medio ambiente.

Desde esta perspectiva, el IPM es una invitación a que las encuestas sociales amplíen las dimensiones, sobre todo en los aspectos que tienen que ver con la geografía y la ubicación espacial de las familias.

fuente:http://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/2382-el-nuevo-indice-de-pobreza-.html

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