28 nov 2011

Las protestas juveniles: indignarse en el barrio

Estas protestas están perdiendo lucidez, los enfrentamientos con la Policía parecen ser acciones de rutina. Pero toda esa energía podría canalizarse hacia causas que merecen la indignación de los jóvenes; por ejemplo salvar vidas, incluyendo la del perro de un vecino…

Animal caído

El perro de uno de mis vecinos cayó víctima de una mina sembrada en un parque del barrio La Macarena, en Bogotá.

Todo indica que los estudiantes de la Universidad Distrital olvidaron que por ese parque también circulan perros, niños y adultos, inclusive ellos mismos, y no tuvieron la precaución de retirar las minas cuando finalizó la protesta del jueves pasado.

El viernes sonó un bombazo a las 6 de la mañana, hora que aprovechan algunos vecinos para sacar a pasear a sus perros; había caído el Golden Retriever de uno de ellos. Lamentable.

Llamaron a la policía y vino un poco tarde, como siempre. Explicó que eso era asunto de los encargados de antiexplosivos, y que por lo tanto no podían atender a la necesidad de desminar el parque, que ya vendrían.

Nunca aparecieron. Como suele suceder.

Desde mi ventana

Pregunto a mis lectores si conocen una institución más lenta que nuestra Policía. El espectáculo que ofrecen en el puente de la Avenida Circunvalar es digno de una comedia bufa. Se apertrechan cuando empieza la tángana, ataviados de sus uniformes antimotines, y no contentos con ello, meten tanquetas desde las cuales disparan chorros de agua a los estudiantes.

Ellos les responden con “papas” y con piedras; se defienden de los gases lacrimógenos y corren hacia arriba y hacia abajo, al compás de los bombazos que estallan en el bosque. La función se prolonga durante horas, sin que los estudiantes cedan en su bloqueo de la vía pública, y sin que la Policía pueda desalojarlos de ella, y restablecer el tránsito vehicular.

Al fin se cansan.

Pregunto al general Naranjo si no ha pensado en modificar la estrategia. Si no ha caído en cuenta de que, además de inútil esta comedia, que se repite en otros lugares, desdice de la seriedad de sus hombres y mujeres, no habla bien de la inteligencia de su Policía, la nuestra, la de los estudiantes, la que se supone existe para protegernos a todos y no para tirar gases indiscriminadamente, que afectan la salud de los niños del vecindario.

Desde que vivo en este barrio tengo bajo mi ventana una vista panorámica sobre el inútil combate, y he podido comprobar que tanta torpeza asiste a los estudiantes como a los policías. No he visto que los policías hayan restituido ni una sola vez la libre circulación por la Circunvalar. Tampoco he visto que intenten disuadir a los estudiantes sobre el error, que una protesta no debería afectar la circulación de los ciudadanos por las vías de la ciudad.

Se supone que la policía es una entidad civil, disuasiva, preventiva, educativa, pertinente y prudente. ¿O no, General Naranjo?

La responsabilidad de dejar olvidadas bombas en un parque público es de los estudiantes, claro está, pero la responsabilidad de quitarlas para proteger a los ciudadanos es de la Policía. El dinero que la Policía usa para el inútil combate no es de la Policía, es de nosotros, los ciudadanos, incluidos los estudiantes. De manera que alguien debería darnos explicaciones sobre la justificación y la eficacia de tales acciones.

Piedra sin contexto

Los estudiantes están cometiendo un error, pues en lugar de innovar en sus métodos de protesta, insisten en el libreto sesentero, pero lo copian mal, sin el contexto, sin las ideas y sin la coherencia.

Sus métodos dan la impresión de que no están acompañando la justa protesta de un discurso sustentado sobre lo que está pasando en el mundo, en Colombia, en Bogotá.

Protestan contra el estatuto educativo. Tienen derecho, pero algo debería decirles la ola que crece en Europa bajo el nombre de “indignados”. También ellos tienen razones para indignarse ante el estado actual de cosas del mundo, de Colombia, de Bogotá.

  • ¿No se han dado cuenta que es necesario indignarse contra el calentamiento global?
¿Contra la indiferencia de los líderes del mundo ante un problema que afectará a las nuevas generaciones? ¿No se han percatado de que el modelo económico global requiere de una renovación profunda para garantizar la sostenibilidad de los que vendrán?
  • ¿Saben acaso de la hambruna del Cuerno del África? ¿Se habrán preguntado sobre las razones que subyacen al complejo entramado de esta tragedia humanitaria que debería avergonzarnos como especie? Que debería indignarnos como ciudadanos del mundo, que debería mover la protesta de todos.
Y en Colombia,

  • ¿Habrán oído las noticias sobre la corrupción de los ‘padres’ de esta Patria? ¿El nombre de un senador llamado Corzo, les dice algo? ¿Y de Samuel Moreno qué me dicen? ¿Del guiñapo de despojos en que dejó convertido al Polo Democrático?

Estas palabras, la democracia, la izquierda, la necesidad de recuperar los espacios de la decencia ¿Les dicen algo?

Los estudiantes de la Universidad Distrital también son vecinos del Barrio de La Macarena.

¿Por qué no han salido a protestar por el puente que les pusieron en la carrera Quinta? ¿No se han dado cuenta de que eso es un atentado contra la estética? Y sospecho que también contra la arquitectura, pues tal parece que a los genios que querían hacer un puente peatonal lo que les salió fue un paseo peatonal.

Reorientar la indignación

Pero es responsabilidad de los profesores (que a propósito, ¿dónde están?) orientar la base conceptual de las protestas. Los estudiantes están en formación y necesitan apoyo. Los vecinos del barrio hicimos una reunión y llegamos a esa conclusión, que no hay que satanizarlos por los errores, pero hay que hacerles ver que la protesta debe atender al respeto por la vida, los vecinos, los perros.

En fin…

fuente:http://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/2412-las-protestas-juveniles-indignarse-en-el-barrio.html

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